martes, 19 de septiembre de 2017

Telaraña de la amistad


Una de las técnicas que hemos usado durante estos días en clase para conocernos mejor, siguiendo la idea que trabajaremos durante este mes de conocernos mejor a nosotros mismos, ha sido el de la tela de araña. La dinámica es sencilla. Consiste en coger un ovillo de lana y tirárselo al compañero que nosotros queramos, pero antes tenemos que decir porqué es para nosotros un buen amigo o amiga.

Comenzamos el juego.

Aunque parezca mentira, esta actividad nos permite conocernos mejor porque escuchamos la razón de porqué agradamos a otro compañero, en cierta forma nos define como amigo y así tenemos una idea de cómo nos ven los demás (además a mi me ha servido para crear un sociograma sobre el grupo clase).


Algunas de las ideas que han surgido mientras realizábamos la actividad han sido las siguientes: 
  • En 3 ocasiones nos quedamos sin lana y teníamos que unir otras de otro color, pero no nos importaba porque ya sabemos, gracias al cuento de El monstruo de colores, que las emociones pueden ser muy distintas unas de otras. En cierta forma además de construir una telaraña de la amistad también nos hacíamos eco de nuestras emociones.
  • Cuando terminaron de pasarse la lana les pedí que tiraran lo más fuerte posible, creo que las fotos son muy explícitas para ver con las ganas que tiraban. La idea era romper la lana. No pudieron. Por si no os lo han contado os cuento yo la razón. No pudieron porque la amistad que surge cuando expresamos lo que sentimos por los demás, cuando nos ayudamos de forma altruista, cuando simplemente me gusta una persona porque me presta las cosas cuando se las pido o me ayuda cuando me caigo, o juega conmigo y no me deja solo en el patio, es más fuerte que cualquier músculo. Por eso no pudieron romperla (y alguno hizo todo lo posible para romperla).


  • Ellos no pudieron romperla pero también les demostré que no era irrompible, para ello les mostré como romper un poco. Se rompía cuando eramos egoístas, no pensábamos en el daño de nuestras acciones sobre los demás, no compartíamos, etc. En definitiva, la amistad hay que cultivarla, al igual que una planta hay que regarla todos los días.
Alguno tiraba con ganas de verdad, jeje.
  • Al final de la actividad, al recoger la lana, nos quedamos con un ovillo sin forma que hemos puesto en clase para recordad siempre que la amistad hay que cuidarla, que si no realizamos las acciones que nosotros mismos habíamos dicho antes esta amistad se podía romper. 
  • La forma rara en la que quedó ese ovillo final nos vino genial porque pudimos ver, de forma simbólica, que las emociones son raras y que a veces no las entendemos o nos hacemos un lío con ellas, lo importante es usar nuestros poderes (de la amistad, de la ayuda, del perdón...) para que al menos sean positivas.


"Qué cosa tan sencilla, la amabilidad. Qué cosa tan sencilla... Una bonita palabra de ánimo que alguien te ofrece cuando la necesitas. Un acto de amistad. Una sonrisa pasajera."
Fragmento de: La lección de August.

3 comentarios:

  1. Muy bonito Samuel, de esta forma lo entendieron y no se les va a olvidar. Un simple ovillo, una amistad fuerte. Un saludo y feliz curso.

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  2. Estoy seguro de que no se les olvidará fácilmente. Me alegra leerte por aquí 😊

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Gracias por comentar.

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