Después de que hace unas semanas recogiésemos nuestras lechugas, ayer tocaba recolectar nuestra cosecha de rabanillos ecológicos.
Una vez recogidos los rabanillos, trabajamos en clase varios aspectos como clasificación por tamaño, grosor, etc., agrupamos de 5 en 5, repasamos las partes de la planta e investigamos, usando Internet, para qué era bueno comer rabanillos.
Después de recoger la cosecha
Una de los problemas que vimos con nuestro rabanillos fue el tamaño, al preguntarles porqué eran tan pequeños rápidamente sabían la respuesta, ya que fue algo de lo que hablamos el día que los plantamos, los habíamos puesto muy juntos y no habían podido crecer todo lo que hubiésemos querido. Como sabemos que de los errores se aprende, el curso que viene tendremos más cuidado cuando plantemos en nuestro huerto.
Con los rabanillos cuidamos nuestro pelo y la piel.
Al final del día cada uno de los pequeños se llevó su rabanillo ecológico y todos, al completo, decían que en casa se lo comerían porque era bueno para el pelo, la piel y para que la sangre "corra" mejor por las venas. Incluso dos o tres niñas me dijeron que comían rabanillos todos los días, jeje. Han sido muchos los que hoy, al preguntarles quién se había comido el rabanillo, han dicho que les había gustado, otros decían que lo habían probado pero que picaba y no les gustaba y uno me contaba que había hecho una tortilla de rabanillo. Lo importante es que lo hayan probado y se den cuenta que las hortalizas y verduras son muy importantes en nuestra alimentación.
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