Os dejo un texto para la reflexión:
Hace muchos años estaba paseando con mi padre por la calle cuando vimos a un niño de unos ocho años llorar en un rincón. Estaba sentado sobre un patinete y tenía una posición extraña, casi como si intentara esconderse sobre sí mismo.
Lo primero que me llamó la atención fue que mi padre se parara y hablara con él ya que para mi, una niña de unos 15 años, habría pasado totalmente desapercibido.
Se agachó tranquilamente y le dijo que le encantaba su patinete mientras el niño apenas levantaba la mirada del suelo. Noté como mi padre miraba alrededor mientras le contaba cosas sin importancia. Incluso se levantó dos veces como buscando a alguien… Yo le pregunté alucinada qué era lo que hacíamos allí ya que no entendía nada pero aquello no había hecho más que empezar ya que el chico empezó a llorar mientras balbuceaba ¡A la policía no, por favor! ¡A la policía no!
Hoy con más del doble de edad entiendo perfectamente la totalidad del drama. El niño se había caído con el patinete al suelo y se había dislocado un hombro. Sus amigos entre risas le habían llamado torpe y se habían ido. No se podía mover porque el dolor le tenía paralizado, no tenía móvil, ni dinero y, lo peor, tenía miedo (seguir leyendo aquí)".
Y los profes también somos buenos, que conste. La semana que viene escribiré:
Por qué no hay que asustar a los niños con ¡Qué viene el PROFE! jejeje
Totalmente de acuerdo nunca hay que asustarlos con la Policia, además últimamente también le explicó que cuando se le acerque alguien extraño que no hable con el. Solo si está conmigo y yo le digo que lo salude. Me da mucho miedo que se lo pueda llevar un extraño (sobretodo en los parques)
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