El lunes E.G. nos traía un maletín muy completo de médico. Nos vino muy bien porque me sirvió para explicar cómo íbamos a jugar a nuestro nuevo rincón: El hospital.
No os tengo que decir que están encantados con el nuevo rincón, además la mamá de E.G. nos ha traído unas batas para el médico y el enfermero. Al comenzar el rincón lo primero que tienen que hacer es ponerse un distintivo de paciente, médico o enfermero, así evitamos complicaciones innecesarias, jeje (todos quieren ser médicos). Luego van rotando el papel que juegan.
Mientras un paciente lee libros en la sala de espera el enfermero ayuda al médico a diagnosticar al otro paciente. Le pinchan, le miran la garganta (sin tocar la boca, ya saben que sólo tenemos un depresor y es un juego, tampoco se ponen la mascarilla en la boca porque ya nos dijo Sofía que no era higiénico, se la ponen en el cuello), le dan el jarabe, etc. Al final le dan la receta.
Sala de espera. Mientras esperan pueden leer libros y revistas sobre el cuerpo humano. |
Mientras un paciente lee libros en la sala de espera el enfermero ayuda al médico a diagnosticar al otro paciente. Le pinchan, le miran la garganta (sin tocar la boca, ya saben que sólo tenemos un depresor y es un juego, tampoco se ponen la mascarilla en la boca porque ya nos dijo Sofía que no era higiénico, se la ponen en el cuello), le dan el jarabe, etc. Al final le dan la receta.
Con la receta trabajamos la lectura y escritura de una manera funcional evitando escribir la letra "a", por ejemplo, 250 veces sin sentido (una de las genialidades de los libros de las editoriales para Educación Infantil; esta afirmación es ironía). Además trabajamos la interpretación de una receta, también muy importante porque además de aprender a leer es necesario interpretar, entender, lo que leemos cuando seamos más grandes. Y al final la receta se la lleva el paciente para casa.
Un paciente satisfecho. |
El médico escribiendo la receta. Copian lo prescrito según la enfermedad. |
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