Ayer os hablé de la sana incertidumbre. Cuando se trabaja como a mi me gusta muchas veces lo que uno tiene programado para un día pierde su sentido nada más comenzar el día, es decir, suceden situaciones que hace que uno tenga que responder rápidamente para no perder la motivación creada (por cierto, motivación no es un mural de los insectos para hablar sobre ellos, lo digo simplemente porque a los profesores de infantil las editoriales normalmente nos venden que para motivar a un niño simplemente es necesario una "lámina motivadora" que no es más que un mural que se usa para hablar sobre él).
Vamos al ejemplo. Hoy mientras poníamos que día era en nuestro mural apareció una hormiga gigante en mitad de la alfombra. "¡Profe, profe una hormiga!", lo gracioso es que lo decían no para avisarme sino para que la cogiera, jeje. Cuando les dije que nos la íbamos a quedar M.R.C. nos dijo: "le tenemos que poner nombre". Y nada, le hemos puesto nombre al caracol, Estrella, y a la hormiga, Pepita, por votación. Poco a poco aguantan mucho más dialogando en la asamblea, tened en cuenta que cada vez que escribo una palabra la vamos analizando (nombre letra, sílabas, etc.).
Luego hemos hecho otras actividades relacionadas con el proyecto. Os dejo una canción que estamos aprendiendo también por si hacemos un teatro del cuento "El viejo árbol", (pinchar aquí).
También os dejo un ejemplo de las fichas que haremos con este proyecto. Dejamos de un lado tanto coloreo y comenzamos a dibujar de verdad. Es necesario que el cerebro funcione un poco más y no sea tan pasivo (los procesos cognitivos que realizamos cuando coloreamos no son los mismos, como es lógico, que cuando creamos un dibujo que surge de nuestra imaginación). Al mismo tiempo, comenzamos a copiar palabras, ya que nuestro nombre lo tenemos bien afianzado.
Dibujo realizado por P.A. |
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